top of page
Untitled design (7).png
Untitled design (11)_edited.png

TRACK 6

De niño soñaba con ser astronauta o quizás Stephen Hawking, imaginarme estrellas,

extraviarme entre nebulosas y galaxias, sentir la gravedad de la luna,

el frío plutónico,

abrigarme entre los anillos de Saturno.

 

Para no ser tan pretencioso tenía otra escala de deseos, anhelaba un radiograbador con el que pudiese escuchar los TDK de 60’ que algún amigo me grababa en la radio.

 

De niño fui un soñador, hasta el día en que mis sueños se hicieron realidad.

 

Cuando mi padre

puso en mis manos diminutas el preciado aparato,

nunca imaginaría

que me estaba entregando

las llaves del universo.

Untitled design (11)_edited.png
Untitled design (13)_edited_edited.png

TRACK 12

Vos creés que soy rockero que vine del metal

parido de la llama que consume mi brazo izquierdo.

 

Pero no es así, cuando niño, dos locos

con órgano y micrófono salían a escena

y arrasaban en las noches de la Media Luna.

 

No fui músico ni lo seré

pero aún recuerdo los cuadernitos surcados de versos con sinuosa cursiva que me acercaron al acantilado

y me empujaron a la poesía.

Untitled design (13)_edited_edited.png

TRACK 14

El humo de la comida

abundantemente servida para nadie,

ondula en volutas

con destino al techo.

 

No hay parientes:

ni mis primos de Alta Gracia

ni mis sobrinos de Río Tercero

o los amigos que conocí cuando llegamos a este pueblo.

Ninguno de ellos está aquí

solo nosotros, con los labios cosidos por el silencio, sin probar bocado.

 

Cuando el teléfono suena

es porque algo trae,

una llamada minutos antes de las 12

del 31 de diciembre

avisa que te fuiste.

 

Te recordé,

en los Imparciales que fumabas, los partidos de Boca en la TV,

el Klosidol y el Alplax que escupías a escondidas,

la armónica que hacías sonar de vez en cuando,

tu radio Sony que te compré con mis primeros sueldos,

la Siambretta con la que me ibas a buscar al jardín,

las bochas de los domingos,

la bandera de Evita sobre el ropero

y esos diamantes que tenías por ojos.

 

Se va el año

y se va llevándote de la mano.

 

Desde fuera

en algún estéreo saturado La Mona canta Penita

y las notas en la flauta de Florine viajan por el aire,

entre petardos y bombas

que se desvanecen como latidos,

los últimos,

 en el corazón de mi abuelo.

Untitled design (14)_edited.png
Untitled design (14)_edited_edited.png
Untitled design (14)_edited.png
Untitled design (14)_edited_edited.png
bottom of page