POESÍA

Amparo Osorio, Bogotá, 1951
Poeta, narradora, ensayista y periodista colombiana.
Ha publicado los libros: Huracanes de sueños (1983-1984); Gota ebria (1987); Territorio de máscaras (1990); la antología La casa leída (1996); Migración de la ceniza (1998); Omar Rayo Geometría iluminada (entrevista, 2001); Antología esencial (Común Presencia Editores, Bogotá, 2001); Memoria absuelta (Universidad Nacional de Colombia (Bogotá, Colombia 2004); Memoria absuelta (Lustra editores, Lima, Perú 2008); la antología Estación profética (2010), Grandes entrevistas de Común Presencia (coautora, Premio Literaturas del Bicentenario, -Común Presencia Editores, Bogotá, Colombia, 2010); Oscura música (Universidad Externado de Colombia, Bogotá, Colombia 2013), la novela Itinerarios de la sangre (Común Presencia Editores, Bogotá, Colombia, 2014) y La caída interior (Común Presencia Editores, Bogotá, Colombia 2017), libro nominado en 2020 al Premio Nacional de Poesía convocado por el Ministerio de Cultura de Colombia, y la antología: La lámpara desolada, Bogotá, 2019.
Obtuvo la primera Mención del concurso Plural de México (1989) y la beca nacional de poesía del Ministerio de Cultura (1994). Ha representado a Colombia en varios encuentros internacionales de literatura en diversos países (Argentina, Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador, Italia, Bélgica, Puerto Rico, México y Estados Unidos...) Sobre su obra han escrito comentarios críticos diversos escritores de importancia internacional como Jorge Rodríguez Padrón, Fernand Verhesen3y Claude Miche Cluny.
Varios de sus poemas han sido traducidos al inglés (Luis Rafael Gálvez, Nicolás Suescún, Scott Bailey y Rebecca Morgan), francés (Colombia Truque - Claude Michel Cluny), árabe (Mushin Al Ramli), italiano (Gabriel Ipaglione, Alex Borio, Emilio Coco), portugués (Floriano Martins, António Miranda), húngaro (Szonyi Ferenc), rumano (Al Husar), ruso (Olga Shahovskaya, José Antonio Vergel) y sueco (Maria Kallin).
En la actualidad preside la Fundación Literaria Común Presencia, entidad dedicada a la investigación, recopilación y difusión cultural, y dirige el semanario virtual Confabulación.
CÁLICE
Yo estoy en donde estuve:
entre los muros indecisos
del mismo patio de palabras
Octavio Paz
Mi memoria
Contaminada de espinas y de árboles lejanos.
La casa que nunca fue
La redondez de la fruta más triste
Iluminada por el misterioso
Corazón de la luna
Mi memoria galopante
Como una anunciación intraducible
Todavía despierta húmeda
En las neblinas de la albahaca.
INVERNAL
A Chali
Oscurecía en los ojos de los árboles.
Yo aspiré entre su aroma
los llantos ocultos
de la última tempestad.
Y nada pude hacer contra ese invierno
que me azotaba el rostro
No hay lucidez para el olvido.
Tampoco hay esperanza.
ANTÍGONA
He visto el lado oscuro del corazón.
He visto
la podredumbre de la carne.
Conozco
sus arenas movedizas.
Han estado presentes
en la vigilia de todas las auroras.
MAPA INTERIOR
A Alfredo Fressia
Como el viajero
que no llega nunca
a ninguna estación
porque la lluvia siempre
lo detiene
sigue tu viaje.
Ya no te quedan
sino la voz de los ausentes
y un puñado
de cenizas amadas
que contienen lo mejor de tu vida.
Como el viajero
debes saber
lo inútil del regreso.
Ya no insistas.
¿A qué volver a Ítaca
si Homero va en tu sangre?
LA AMAPOLA VENCIDA
A Marco Antonio Campos
De tanto hurgar todos los rostros
de la ausencia
de invocar mis fantasmas
de recordar las voces
que van perdiéndose
como una bermeja campana incontenible
de concitar
todas las manos que he besado
y todos los pañuelos
que en algún andén del mundo
me dijeron adiós.
Hay tanto cansancio en mis párpados
que ya no sé si afuera
es alta noche
o está llegando la desvelada aurora
a regalarme
un resquicio de sueño
o de locura.
BITÁCORA
Un sol de exilio alumbra estas pisadas.
Vengo de un país de llovizna permanente
y estoy triste
a pesar de las hojas
del verano que nunca será mío.
Evoco risas,
bellas palabras
que alzaron catedrales de ternura
canciones que mecieron mis ojos
bajo los puentes del amor
algunas cartas
y una paloma siempre ensangrentada
del otro lado del río.
PREMONITORIA
En esa hora perdida
indescifrable
escuché el grito del búho entre mi sueño
y sentí su temblor
y luego un frío
subiendo a los postigos de mi casa
Aquella noche —ahora lo sé—
incubaba sus huevos la muerte.
CARDUMEN
Subí la ola
todos sus pliegues me acogieron
Oí gritos de náufragos
y despedidas de los barcos tristes
Todavía los oigo
Tiemblan en mi vigilia
las plegarias inútiles
de los desamparados
FLOR HÚMEDA
Reza de noche para que no despiertes
De repente famoso.
Ana Ajmátova
El verano todavía está lejos.
Y en las aceras como en las arterias
Pervive intacta
La flor de la llovizna.
Háblame de los desposeídos
Y de los invisibles.
Quiero cifrar mi fe en el eco
de tu melancolía.