REVISTA FUERZA DE LA PALABRA
LANZAMIENTO

Johanna Marcela Rozo, Pamplona, 1985
Gestora cultural. Productora y locutora de programas radiales actualmente en Colombia informa radio. Obtuvo cuatro premios del Ministerio de Cultura y Fundalectura por la Tertulia Literaria El Túnel, en el 2004, 2005 y 2006.Trabajo publicado en el libro Bibliotecas, lectores y lecturas. Publicó en el 2007 su poemario Al otro lado del asfalto.
Segundo puesto en la categoría de poesía en el v concurso literario Bonaventuriano de poesía y cuento, convocado por Buenaventura Cali. (Certamen internacional-2009). Mención de honor en el x Concurso literario bonaventuriano de poesía y cuento, convocado por Buenaventura Cali. (Certamen internacional-2014). Mención de honor en el Concurso de Poesía y Cuento Relata 2014. Ganó en el 2010 el premio de Tertulias del Bicentenario del Ministerio de Cultura y la embajada de España con el proyecto Rayuela.
Ha publicado antologías como: Nómina de huesos Cúcuta 2010, La sombra y el relámpago Cúcuta 2011. Poca tinta Ciber-poesía Universidad de Caldas 2012, Las mujeres que yo amo algunas, antología de poetas colombianas Casa del poeta peruano 2012, La última página Medellín 2012, Palabras como cuerpos Bogotá 2013, Poesía Terapéutica El rayo que no cesa Bogotá 2014. Genealogía de los susurros 82 voces de poesía colombiana Medellín 2014, Polen de Luna, Barranquilla 2014. Contra el olvido y la indiferencia Relata Min-cultura 2014. Antología Vuelven los comuneros UIS (Universidad Industrial de Santander), 2015. Colaboradora por Colombia en la revista argentina Lamasmedula Invitada al Festival Respira poesía Cúcuta 2007. Antología lecturas urgentes de poesía Cali- 2017. Antología Acaso alguien camine nuestros pasos Editorial Pigmalión. Cartagena 2018. Cada grieta en el cuerpo antología de mujeres poetas de Norte de Santander 2020.
Colaboradora semanal en el espacio periodístico red y acción donde publica reseñas literarias. Escribe para la Revista Ágora. Evaluadora del Concurso de cuento RCN en el 2015. Directora del taller de escritura creativa Rayuela adscrito relata talleres de escritura creativa del Ministerio de Cultura. Publicó el libro Puedo morir todos los días Editorial Caza de Libros 2020.
Puedo morir todos los días
(Fragmento prólogo por José Luis Díaz Granados)
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En este libro, Puedo morir todos los días, su autora, Johanna Marcela Rozo Enciso (Pamplona, 1985), asume una audaz dimensión verbal al recrear no solamente el misterio del “silencio eterno” en sus variadas conjeturas sino el prolongado y enlutado paisaje de la violencia colombiana en modo intemporal.
A través de un lenguaje sencillo pero a la vez floreciente y sobrecogedor, la autora se sumerge, interroga y revela alcances insospechados de admiradas escritoras que eligieron libremente su destino vital y mortal, como es el caso de Virginia Woolf, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik y Sylvia Plath, entre otras.
A lo largo del libro, Johanna Marcela va entretejiendo palabras en las que brota el fantasma de la muerte como un tiempo soñado o como un espacio presente y a la vez invisible e insondable.
Breve muestra poética
VIRGINIA, MIRA ALLÁ
Resuena tu nombre
detrás de las ventanas que esperan tus cartas
es Londres el que grita Virginia, Virginia, detente.
Yo como tú
también necesito una habitación propia
en el lugar del mundo donde puedan soñar que
son reales las palabras en los libros.
Detente, Virginia
no camines hacia el río, saca las piedras del bolsillo
cierra el libro y vuelve a sonreír tú y la otra tú.
Tus huesos corroídos bajo el árbol necesitan un lector.
A PESAR DEL CLUB
¡Quieres saber del misterio de cumplir 27
y haber muerto hace varios años...! Pregúntale a Jim:
¿Qué lo hizo meterse en la bañera?
¿La poesía no fue suficiente?
¿El rock nunca llenó su corazón? Y allí está Pam,
muerta a esa tierna edad
sin un público que lo celebre.
Te atormenta saber por qué Janis precedió
el fuego que aún no se encendía.
¡Vamos!
Light my fire, light my fire,
renace de la ceniza monstruosa que ya no quema.
¿Estás vivo y estás muriendo, poeta?
Ven Joplin, canta y juguetea con tu cabello,
suelta los calmantes que en la eternidad ya no sirven,
canta y vuelve con tu grito infiel, suaviza la puñalada…
¿Kurt, ya encontraste el Nirvana?
Puedes extender la mano y ayudarnos a llegar a él,
muchos ya extraviamos el camino,
se nos volvió un abismo helado.
Ah, y una cosa más… retorna y esquiva la bala,
vuelve arbusto la escopeta.
Ellos danzan frente al espejo de la muerte,
incendian sin pudor la guitarra de Hendrix.
Todos sucumbieron al fuego,
yo también.
VUELOS DE PAPEL
La libertad de aquel hombre sentado en la silla de cristal
aún duerme en el vientre de un pájaro
pequeño y se negocia todos los días en Wall Street.
La mano nunca se agitará victoriosa
porque simplemente la libertad no existe
como no existe el pecado para Dios.
La libertad camina de noche con la utopía
de día cada una duerme entre el ruido
de la fábrica de Coca-Cola.
La trabajadora vestida de mujer
habita el país de los sueños
e insiste en señalarnos que la bandera
y el himno nunca sirvieron de nada.
POEMA A LA MUJER ROTA
Supe contener una vez más
el relámpago con la fuerza de mi vientre.
Me aferro al ruido que ronda mi cabeza
tratando de olvidar la ceguera
del mundo
que me volvió invisible tantas veces.
Renuncio a ser el indicio de un naufragio
también renuncio
a recoger mis pedazos
en la casa vacía de la historia.
NECESITO SABER
Es posible que no encuentre la palabra exacta
para preguntar si el alma
pesa un poco en este cuerpo de alondra seca.
Si se mete como sombra celestial por el cordón
umbilical
para saber que existes
iniciando una lucha permanente con la muerte.
Cómo saber si soy luz infinita en el universo que se
expande mientras sueño que no soy, que no existo, que no
estoy…
Te has preguntado si es posible
que sea un sueño y que aún no tengas en las manos
la luz del nacimiento.
Deliras con la vida aquel, cristal visto desde una gota de
agua.
IRREMEDIABLE
Reconozco en el espejo esa figura de otros tiempos:
salvaje y animal
que pregunta por su existencia y nunca obtiene
respuesta.
Me extiendes la mano en sueños sin dejar ver tu
rostro eres una aparición que revuelca
sin pudor mis más oscuros secretos.
Te veo en la pintura, en el cine, en las cuencas de mis
ojos en la ruptura inminente del silencio,
en mi tumba ya cavada.
¿Dime entonces qué le digo a Dios
si pregunta qué hay más allá de la muerte?