
REVISTA FUERZA DE LA PALABRA
SEPARATA ESPECIAL - POESÍA
AUTORES DE LA CIUDAD DE LA LUNA

Cristian Felipe Vargas Aguirre, Chia, 2000
Egresado como mejor bachiller de la Institución Educativa Laura Vicuña. Participó como Concejal en el Gobierno Municipal Estudiantil. Líder activista ambiental de Climate Reality Project y estudiante de la Escuela Formal de Artes de Chía del programa de Literatura. Lector aficionado y estudiante sempiterno.
“Poder plasmar de distintas maneras todo aquello que podemos llegar a sentir, es para mí un modo de catarsis que nos ayuda a liberar nuestras emociones”.
Pérdida Inefable
(I)
¿Te perdí? O es impresión mía. Han sido días incesantes.
Y tu ausencia es una grieta de dolor y suplicio.
Dejó sin vida está mísera expresión de la naturaleza.
Por perderte a ti, no he perdido yo, perdieron aquellos que te aman
y te extrañan con sumo anhelo, sombría se torna la alegría de aquel instante.
E inopia es la vida, la pesadumbre los carcome.
(II)
Entendí en un infernal insomnio que mi alma impura está a tu lado.
En mi tempestuosa pesadilla, no te he perdido, ellos te perdieron a ti y a mí.
¡Oh, Dios! ¿No piensas llevarme a mí?
O ¿Le suplico a esa dama de capa negra infausta y de corazón imperturbable?
O a ti, amada mía.
(III)
El letargo de mi existencia está atormentando mis sueños.
Nuestra promesa inquebrantable de unir nuestras almas
hasta el último ocaso del amanecer, ha sido un trágico gesto
permitido sin temor, enfrentando la desdichada muchedumbre y sus actos fatuos.
Por amar sin cautela, he podido vivir sin cobardía.
Grito con desmesurado vigor. ¡No te perdí, vida mía! Ellos nos perdieron a ti y a mí.

John Emanuel Pérez Gómez, Bogotá, 2000
Es estudiante de quinto ciclo de literatura con énfasis en pedagogía en la casa de la cultura de Chía, toma taller de poesía en su grupo representativo llamado verseria, esta estudiando psicología y va en el quinto semestre. A publicado 25 antologías con diferentes editoriales, algunas nacionales y otras internacionales desde el año 2019 hasta la actualidad.
Yo no soy poeta
Retrató, quizás,
ese céfiro de palabras
esa melodía clandestina
de los árboles
regalada con musicalidad
a los poetas
poetas de poca letra
o de gargantas trenzadas.
Logro beber el néctar de la noche
descubro, a veces, mis ojos nacientes
como si pudiera
traducir la naturaleza
a mi primer golpe
de pasión que admira.
Pero madre,
dibujar el mundo es una cosa
otra muy diferente
es hacerlo su hijo;
llevar al alba un cobijo con la mirada
o darle sueño con tu suspiro.
Tener en tus abrazos
una estampida de luz
que eclipsas con tus besos sobre mí
la noche o los árboles,
quedan a tu disposición
como si mi trabajo fuera un largo círculo que va a ti:
Todo se vuelve tu hijo:
mis ojos nacientes se vuelven tuyos
mi naturaleza se vuelve adoptiva.
entiendo que no soy un poeta
sólo el hijo de la única
interpretable poesía.

Ana Karina Morales Sierra, Bolivar, 1987
Nació en El Carmen de Bolívar, tierra de cantores y de gente amable.Creció bajo el seno de una familia numerosa y amorosa. A la edad de 16 años, se aventuró a vivir en Bogotá.Estudió cuatro semestres de Psicología y actualmente hace parte de la Escuela Formal de Artes de Chía, en el programa de Literatura. Ha trabajado con mujeres en diferentes países, haciendo talleres de Esencia Femenina. Se considera una mujer de alma vieja y espíritu aventurero.
Quimera
I
Efímera mirada que desde lo lejos me mira,
queriendo ahogar mis penas bajo las piedras del orco.
No hay ventura que despierte mi alma,
pues de mis cuitas están llenas mis penas.
II
Me arrebataste del sueño profundo
¡Helena! Envestiste cual diana mis miedos
Me alejaste del dolor sin temor alguno,
te enfrentaste con los dioses del misterioso olimpo
II
Entre Paris y Laertes mi pena no es menos grande
¿Quién podrá sacarme de este olvido?
Pues sin mi péndulo cada vez me siento más perdido.
Sigo buscando mis sueños
creando así entre beso y beso el infinito cielo.

Maruja
Una tarde lluviosa de noviembre conocí a Maruja. Su poesía con alas inquietas se posó en mi mente y sentí los movimientos de su aleteo como un dulce frescor que me dio una nostálgica alegría, recordando el lindo país que habito: sus flores, los rostros de las personas y aquella cálida luz que entra por la ventana.
Maruja, no haces parte de una triste estantería que se llena de polvo, eres esperanza, eres alegría, eres dulzura, eres fuerza, pero sobre todo eres memoria. Eres la vida misma que se vive día a día, el evento que nunca olvidaremos, las palabras que queremos escuchar y reconfortan, el silencio que nos inquieta y a veces nos deja ser.
Mariposa bailarina, no dejes nunca de danzar, de posarte en aquellas flores llenas de dulce néctar, de recorrer los rincones que con hermosos ojos miras. Hoy, soy solo una pequeña oruga que te ve desde un árbol, admirando tu belleza y colores. Enamorada estoy ahora y siempre, de lo que tus alas inquietas un día plasmaron en las blancas hojas.
(Texto creado en el taller de escritura del VI encuentro de escritores y lectores Fuerza de la Palabra Campanario de lluvia )

Gloria Esperanza Cojo Rodríguez, Chía , 1972
Técnica en Administración Contable y Financiera. Amante de la Poesía, empíricamente escribe hace 8 años, pero actualmente es estudiante de Literatura de la Escuela de Formación Artística y Cultural de Chía e Integrante del Taller de Verseria. Su proyecto "Aprendamos juntas a desahogar el corazón" y su Poemario "Hogar" fueron ganadores en la convocatoria de estímulos Lunarte premiada por la Alcaldía Municipal de Chía. Fue finalista de la Casa de Poesía Silva con su poema " Mujer en Luna Llena".
DESASOGIEGO
A las madres de Soacha,
a las madres de la Plaza de Mayo
y a todas aquellas, a las que les han arrebato sus hijos.
Pasan las madres por calles sin nombre,
lloran desde sus vientres a sus hijos muertos.
Ellas con sus sueños destrozados,
no caminan, arrastran sus pensamientos.
Rasgan a su paso, la bandera tricolor,
sus lágrimas dinamitan puentes
que nunca se reconstruirán,
balas hechas arengas
disparadas al aire.
Pasan las madres
con la desesperanza viva,
soñando con el juicio
de aquel gran culpable.
Su canto,
desata las cadenas de impotencia
hasta los árboles tiemblan,
y en cielo, las plegarias se hacen lluvia.
Jenny Esmeralda Cante Castro, Gachancipá, 1995
Artista, madre, emprendedora. Empezó a estudiar administración de empresas, pero se dio cuenta que estar encerrada en una oficina por ocho horas, no era lo suyo. Fundadora de Escarabajo Creador, una tienda virtual que mezcla el tejido tradicional con lo moderno. Ilustradora y amante de la fotografía. Rodeada del campo y de las tradiciones decide escribir literatura y enaltecer el lugar del que proviene.