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   CAMINAR SENTADO    

 

Es el tronco de un árbol

mi antepasado

es su sueño un asiento

para caminar sentado.

 

Con el cuerpo sentado

y la mente caminando

soy una veta de madera

y apéndice de la tierra.

Y soy

con el poporo

con la cona y el chumbe

o el huso en la mano

-y sin ellos-

con el pecho brillante

recogiendo estrellas y silencios.

 

Soy también

con la mirada astillada

las piernas talladas de várices

y la lengua forjada;

con la tristeza arrugada

y con rabia,

soy sobre un butaco

(extensión de la carne)

frente a un fuego,

con el corazón sentado

y la sangre corriendo.

 

Entero o en pedazos

toda y todo soy

si tengo espacio para hablar

para confiar o callar,

tocar un acorde o gritar,

porque tengo cuerpo y lugar

mi alma, asiento.

 

Soy, tal vez,

-sobre un pensadero cósmico

chupando tabaco

contando una historia

o sufriendo-

vestigio del árbol

acción del pensamiento.

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YOPO
 
Dice el abuelo del yopo:
piensen con el corazón
el corazón está afuera
es lo que los rodea;
el corazón es lo que ven
lo que se toca
lo que se muestra,
su corazón es el mundo,
piensen como si pensara el mundo.

Suerbe el abuelo su medicina otra vez.
Se perfilan sus ojos
profundos y vidriosos de gavilán.
Suena la maraca.
Sale volando de su casa de curación
vomitando palos de yopo
por la planicie hasta el pie de monte llanero.

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EQUINOCCIO

 

Llega el tiempo de siembra

y cae la semilla del agua.

Se abre el puño del universo

y vuelve la lluvia con su palma extendida.

Nos pondremos la pluma del pájaro

y esperaremos nacer de nuevo.

El sol nos esperará

mientras subraya su analema eterno.

Estaremos allí

y sabremos que hemos dicho lo que jamás quisimos decir

que hemos sido injustos con lo viviente

que hemos postergado lo postergado

que hemos visto el río asfaltado,

que nuestros ojos están agotados.

 

Hemos esperado el nuevo sol.

El día dura lo mismo que la noche

y el despertar dura lo mismo que los miedos.

Haremos un contrato cósmico

y una siembra de propósitos:

pediremos que las voces en nuestra mente descansen

nos daremos tiempo y disciplina

consumiremos lo necesario.

Pondremos las manos en el suelo.

Haremos ofrenda.

El sol del equinoccio nos verá nacer.

Gracias.

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SANGRE QUE RESPIRA

 

Aquí yace la sangre que respira

la madera que exhala

¡No te asustes!

No es la sangre de este matadero.

Es la sangre del habla

que habla,

que devuelve y repara,

crece hacia adentro.

Transfusión

inhalación

de escritura viva,

tabaco convertido en miel.

Algo o alguien se acerca

y se diluye en versos:

sangre de otra voz que escucha,

voz que amansa la corteza herida.

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YAGÉ

Agradecer que la muerte llega líquida
no por yerros o golpes afilados;
agradecer que la muerte tiene abuelo
es ritual, terapia y juego.
Agradecer que la muerte es un relato,
que es una copa de memoria espesa
y un sorbo de silencio entero.
Agradecer que la muerte es compartida:
y es hervido de amor y rezo.
Agradecer que la muerte viene limpia
que no tiene restos ni cadáveres
que se asiste a la muerte y no al entierro.
Agradecer que la muerte es un remedio
y una guardiana de los fuegos.
Agradecer que la muerte es guacamaya
la pared de arcilla de sus vuelos
y el color de plumas en el cuerpo.
Agradecer que la muerte es madrugada
y un retorno al nacimiento.
Agradecer que la muerte viene antigua
mas me ha parido en una noche
con su traje de jaguares y tabaco.
Agradecer que la muerte no es la muerte
sino el camino hacia los vientres.

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